Agotamiento emocional

“Nada pesa tanto como el corazón cuando está #cansado”. – José de San Martín

  • Cansancio físico.
  • Insomnio u otras alteraciones del sueño.
  • Dificultad grande para salir de la cama y arrancar el día.
  • Falta de motivación.
  • Apatía.
  • Tristeza intensa no justificada.
  • Irritabilidad.
  • Despistes recurrentes y dificultad para concentrarte…

¿Te suenan los síntomas?, ¡cuidado, puede que presentes un cuadro de fatiga emocional! Vamos a analizarlo juntos…

El corazón, el alma, también se agotan, no solo los músculos y no solamente provocado por el ejercicio físico o un ritmo de trabajo intenso.

Los estados #emocionales y la actividad cognitiva (pensar mucho) también producen un desgaste muy elevado, por ejemplo, pensad cómo os sentís al terminar una discusión acalorada con alguien importante para vosotros (¿y si las discusiones son diarias?), cuando la forma de trataros (a vosotros mismos) es demasiado cruel y exigente, cuando no os permitís parar ni un instante (los autónomos o las mamis, por ejemplo) o solo tenéis ojos para los demás (profesionales de la salud y la educación) y no reparáis en vuestras necesidades… a mí solo me viene una palabra a la mente: #agotamiento.

El #cuerpo, la #mente y el #corazón están conectamos, por eso cuando una parte se ve alterada, repercute al resto, para bien y para mal.

Cuando vivimos #angustiados, #estresados, con exceso de #responsabilidades y convivimos con varias tareas al tiempo en la cabeza y más aún si implican carga emocional, lo que pasa es que los músculos se mantienen tensos durante demasiado tiempo, empezamos a generar cortisol, que nos activa para actuar y resolver, pero en altas dosis es muy tóxico y debilita nuestro sistema inmunitario, a consumir azúcar y oxígeno, es decir, nos vamos quedando sin recursos.

Ese desgaste de recursos es esperable en nuestro día a día, ¿cuándo y dónde empieza el problema?, cuando desnivelamos la balanza, ¿saco, saco, saco y no repongo nunca?, mmmh… la ecuación no funciona y el cuerpo nos empieza a enviar rápidamente señales (las indicadas al principio de la publicación) y el cansancio físico es solo una de ellas.

¿Qué características y circunstancias pueden ser favorables

para llegar a este estado?

  • Personas perfeccionistas y controladoras.
  • Una #autoexigencia desproporcionada.
  • La ausencia de conciencia de la necesidad de #salud #emocional.
  • Trabajos que impliquen responsabilidad humana como los profesionales de la salud y la #educación.
  • El exceso de #empatía.
  • La ausencia de conciencia de autocuidado #físico y #mental.
  • Estilos de vida descompensados entre responsabilidades y tiempo de calidad para uno mismo.
  • La ausencia de tiempos de #descanso y desconexión.
  • Vivir en piloto automático.
  • La indefensión aprendida: haga lo que haga esto no lo puedo cambiar.
  • La #culpa.

¿Cómo podemos prevenirlo o salir de él?

El secreto: mantener la balanza equilibrada (sin excusas, que ya me se vuestra respuesta rápida: “Ana, no tengo tiempo, no puedo liberarme de cosas, no puedo”). Os comprendo y sé que el agotamiento emocional también afecta a la toma de decisiones y a la creatividad para el cambio, pero me temo que no os puedo dar la razón, acepto que cuesta, pero no acepto que me digáis que es imposible porque no lo es.

Debemos parar un momento y pensar, ¿qué me falta y qué me sobra?, tirar de papel y boli (sí, me gusta la era analógica), contestar y visualizar las respuestas. Es un gran comienzo, la identificación. A veces lo que nos genera malestar emocional, y en este caso, agotamiento emocional, no son grandes acontecimientos ni situaciones muy destacables, la mayoría de las veces es la cantidad de repeticiones, la convivencia constante con esta losa en el corazón y la odiosa sensación de indefensión: no puedo hacer nada para cambiar mi situación. Puede que no de forma absoluta, pero a veces no es ni necesario, cambiamos detalles, matices, coloreamos algunas áreas de nuestra vida y el corazón de repente ya no pesa tanto.

Y lo que siempre os digo, intentadlo solos que tenéis más capacidad de la que os podéis imaginar y si no funciona del todo, pedid ayuda, eso también es de valientes.

¡Feliz jueves!

Ana S. Preysler

Directora de Equidae Psicología

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