Cuando nos educan desde el miedo.
Nuestro debut en las relaciones interpersonales y en la vinculación se produce con nuestras primeras figuras de apego que normalmente son nuestros padres.

En un contexto de normalidad, estas figuras se ocupan de estar disponibles para sus niños y atender sus necesidades no solo físicas, sino también e imprescindible, las emocionales.

Pero, ¿qué ocurre cuando nos encontramos con una figura de apego inestable?, la cosa se complica significativamente.

En este #post hablaremos de la crianza desde el miedo porque se lleve a cabo en un contexto de violencia y de impredecibilidad.

No os imaginéis que hablamos únicamente de maltrato físico o verbal, también hablamos de padres que desde su propia herida emocional y su propio apego inseguro desarrollado en sus familias de origen, se sienten inseguros y vulnerables a la hora de criar. Cuando criamos desde estas premisas es fácil que nos vayamos a los extremos, ser excesivamente permisivos y bien entendido, sumisos, o todo lo contrario, reactivos y muy exigentes, donde se maneja mal la frustración y es fácil que las conductas inadecuadas del niñ@ hagan que se sientan cuestionados como padres y entonces puedan saltar desde el descontrol y las conductas violentas.

Para los niños el miedo hacia sus figuras de apego es un gran impedimento para su supervivencia y que realmente dependen de esas figuras y van a hacer lo que sea para no perderlas. Entonces ocurre con frecuencia un fenómeno que se denomina #Disociación, literalmente desconectamos nuestra parte emocional para no sufrir, no sentir miedo ni dolor y así poder justificar más fácilmente las conductas desproporcionadas o inadecuadas de mis cuidadores.

Las consecuencias cognitivas y emocionales para los niños son graves, tanto es así que pueden desarrollar desde ese trauma relacional problemas emocionales, de personalidad y de conducta en la infancia pero también en la edad adulta que nos impedirá tener una relación sana con nosotros mismos y con las personas de las que nos rodeamos.

Recomendación: esto no es cuestión de buscar culpables pero sí de #responsabilizarnos como cuidadores de almas tan delicadas como las de los niñ@s. Si la crianza a veces te supera (y es normal porque es muy dura), pide ayuda a un profesional que te enseñará a manejar estados emocionales y conductas dentro del sistema familiar.

Espero que os haya resultado interesante y confiamos en que os sea de utilidad. Cualquier duda que tengáis, aquí estamos.

Ana S. Preysler

CEO Equidae Psicología

Psicóloga Col. Nº M-23895

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