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El sueño como regulador emocional


El sueño como regulador emocional
El sueño como regulador emocional

Si hay algo que recalco a mis #pacientes de forma incansable y hasta a veces siendo pesada (lo reconozco) es la importancia de dormir de forma correcta, respetando el número de horas (la Organización Mundial de la Salud (#OMS) recomienda 8 horas y los peques 9) y su calidad, siguiendo unas sencillas pautas de higiene de #sueño en muchos casos es suficiente cuando no existe un trastorno del sueño.


Pero, ¿en realidad sabéis porque es tan importante?, y, sobre todo, ¿sabéis qué consecuencias tiene para nosotros?


Cuando una persona no duerme de forma adecuada porque está privada parcial o totalmente del sueño, presentará #alteraciones de diferente tipo y las más frecuentes son:


Todas ellas en conjunto llevan a la persona hacia un estado de #ansiedad, a sentirse estresados, que no llegan a nada y que muchas cosas las hacen a medias y es debido a que la falta de sueño altera nuestra capacidad para realizar las actividades cotidianas de forma eficaz. Ahora pensad en alguien (igual sois vosotros) que de forma bastante frecuente duerme mal, un día tras otro, sufriendo estas consecuencias descritas, ¿no pensáis que pueda afectar a su estado emocional?


Hoy en día los trastornos del sueño y otras dificultades relacionados con los ciclos sueño-vigilia están más presentes que nunca en nuestra sociedad y el agravamiento es debido en gran parte a dos motivos: la #tecnología (mirad, vamos a comprobarlo: ¿qué levante la mano el que se acuesta con el móvil?, vale, hubiera acabado antes si hubiera hecho la pregunta al revés…) La luz de la pantalla puede afectar a la producción de melatonina, la hormona del sueño, alterando los ritmos circadianos y retrasando el inicio del sueño.


No podemos olvidar que el uso de estos aparatos tanto relacionado con trabajo, como con el ocio, pueden generar altos estados de activación y alerta, y que cuanto más elevada sea nuestra alerta en los momentos previos a ir a la cama tanto más alterado será nuestro sueño.


El segundo motivo: los elevados niveles de #estrés. Tanto la cantidad y la calidad del sueño se modifican por las variadas situaciones de estrés sufridas durante la vigilia (cuando estamos despiertos). Las alteraciones del sueño como consecuencia del estrés se pueden ver desde una perspectiva bidireccional, ya que las alteraciones del sueño producen estrés como se ha señalado más arriba, pero, a su vez, el estrés genera cambios en el ciclo sueño-vigilia.


Con este escrito lo que busco como siempre es tratar de despertar conciencias ya que, aunque es un tema recurrente, la realidad es que pocas personas tienen una constancia y un respeto al tiempo de sueño. Hay quienes siguen diciendo frases del tipo: “ya dormiré cuando me muera” o “dormir está sobrevalorado”. A todos ellos les invito a pararse y comparar un día en el que han sido fieles a sus frases y otro en el que por alguna extraña razón han decidido hacerle caso a la ciencia y han dormido sus 8 horas, no hay color, ¿verdad?


Por favor, no pongáis excusas al sueño, no eternicéis el momento de iros a dormir, cuidad el rato antes de meteros en la cama, buscad alguna actividad relajante, poned el móvil en modo avión y si es necesario tirad de triptófano si os cuesta conciliar el sueño y si con todo no lográis descansar, pedid ayuda a un especialista, existen las unidades del sueño en los hospitales, los psicólogos también ayudamos con problemas del sueño pero ante todo, no os resignéis a dormir mal ni le restéis valor.


Dormir con calidad es sumar calidad de vida.

Un abrazo,

Ana S. Preysler

Psicóloga y Directora de Equidae

Nº de Col.: M-23895

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